viernes, 28 de septiembre de 2007

Sólo tú

Ahora más que nunca, cada cosa que hago, la hago pensando en tí. Me persigues sin cesar, como si no quisieras que yo hiciera una sola cosa sin tí. En cada paso que doy,en cada movimiento que hago, en cada sitio que voy apareces tú. Una y otra vez, sin cesar, como si de un círculo vicioso se tratase, te recreas en mi mente irremediablemente. Tú, tú, solo tú. Tú una y otra vez. Tu sonrisa, tus gestos, tus palabras repitiéndose en mi mente una y otra vez como si de un eco se tratase...
Es hora de marcharme. Me visto, cojo las llaves y me dispongo a salir a la calle, pero al pasar por delante del buzón veo un sobre que parece estar escrito a mano, con una rosa blanca al lado. Tú, sólo tú podrías ser capaz de enviarme algo así, no es necesario leer quién es el remitente, de hecho casi ni es necesario leer la carta, pues todo lo que en ella pone se corresponde con lo que yo siento, como si fueses capaz de leer mi mente y de entrar en mi corazón, de sentir lo que yo siento. ¿Cómo es posible conseguir eso? No tiene explicación, lo sé... Lo único que sé es que sólo tú lo consigues.
Con el sobre en una mano y la rosa en la otra, decido volver a casa para poder disfrutar de la carta, una carta tan bonita que sé que sólo tú podías haber escrito. Me siento en el sillón y abro el sobre, apretando la rosa contra mi pecho, como si esa fuera la manera de sentirte más cerca. Con la mano temblorosa, consigo abrir la carta, la más bonita que jamás he recibido. En cada trazo, en cada frase hay un poco de tí y un poco de mí, como si cada uno de esos trazos fuera un lazo capaz de unirnos eternamente. Podría pasarme horas y horas leyendo lo mismo, imaginándote en tu escritorio escribiendo tan preciosas palabras. De nuevo se me nubla la mente, el mundo que me rodea desaparece y vuelves a aparecer tú. Sólo tú. Algo me despierta de mi letargo, o más bien alguien, justo cuando estaba a punto de aprenderme toda la carta de memoria de tantas veces leerla. Alguien me roza el pelo por detrás, susurrándome al oído. Son las mismas palabras que las de la carta, pero esta vez más cercanas, pronunciadas por tí. Podría seguir yo misma recitándola, pero prefiero esas palabras de tu cálida voz.
Cierro los ojos siguiendo tus indicaciones, dejándome llevar igual que una hoja mecida por el viento y al instante siento el roce de tus labios con los míos, una fusión tan perfecta que sé que sólo tú podrías llevar a cabo. Estoy convencida de que nadie es capaz de amarme así. SÓLO TÚ.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Volando hacia la libertad...


Desde lo más alto de la colina puedo divisar toda la ciudad. Sus edificios, sus gentes, y un murmullo constante que parece no cesar nunca. Siempre hay algo en movimiento,tanto exteriormente como interiormente. ¿Qué sentirá toda esa gente ahí abajo? Debe ser una especie de cárcel sin rejas, un espacio demasiado pequeño para mí... Nunca podría soportarlo, yo no estoy hecha para esa forma de vida... Pero los humanos son distintos, ellos deben acostumbrarse a un mundo con cadenas, a depender de alguien, no solo en el trabajo, donde suele haber una jerarquía, si no también a nivel emocional. ¿Quién no ha sentido alguna vez esa dependencia afectiva hacia otra persona, ya sea padre, madre o alguien a quien de verdad amas? Puedo intentar entender los sentimientos humanos, pero no los comparto. Los animales somos diferentes, solo dependemos de la comida y poco más, pero no estamos atados a nadie. Nuestra libertad es mucho más amplia, aunque esto también nos priva de sentir ciertas cosas que los humanos llaman "bonitas". Ellos siempre hablando del amor, cuando yo nunca entendí lo que era exactamente... ¡No lo entienden ni ellos, como para entenderlo yo! ¿Un sentimiento? ¿Una ilusión? ¿Un capricho? Preguntas y más preguntas sin respuesta... Dudo que alguien las resuelva algún día. Dudo que algún ser humano no se haya preguntado esto a lo largo de su vida. Dudo que ellos puedan aguantar sin mi libertad, y dudo que los animales podamos resisitirnos a eso que la humanidad llama "amor". Quizá algún día esto se de la vuelta, quizá si ellos pudieran volar como nosotros y nosotros sentir como ellos, nos entenderíamos mucho mejor. Somos tan diferentes, pero a la vez tan iguales...
Por el momento, extenderé mis alas y sobrevolaré la ciudad haciaotros sitios... Quizá conocer mundo me ayude a descubrir un poco mejor a la humanidad. Aunque si no se entienden ni ellos, dudo que yo lo consiga...Hasta entonces, volaré hacia la libertad, mi gran aliada.