
Salí a toda prisa del apartamento con esa sensación de furia y rabia que se suele experimentar ante las injusticias, y las lágrimas rodando por mis mejillas. ¿Por qué me hacía esto? ¿Por qué tenía que traicionar mis sentimientos de esa manera? ¿Y por qué yo había estado tan ciega? No le creí hasta que él mismo me lo confirmó. ¿Cómo podría haber sido tan estúpida? El amor me cegaba por completo, y ahora estaba pagando las consecuencias.
Al llegar a la calle me di cuenta de que había salido a toda velocidad, pero no tenía un rumbo fijo adonde ir. Lo cierto es que no me apetecía hablar con nadie ni ver a nadie. ¿Para qué, si al fin y al cabo todos me iban a decir lo mismo? Que si ya te lo decíamos, que si él no te merece, que si no vale la pena sufrir... Pero no es eso lo que yo quería oir... Al fin y al cabo eso ya lo sabía yo... Podía estar locamente enamorada, pero aún era capaz de razonar y de darme cuenta de que no es él el tipo de hombre que me gustaría tener al lado.
Sin saber muy bien qué hacer, bajé a la playa y me senté a la orilla del mar, con el mar rozando mis pies. Cerré los ojos un instante, y suspiré tratando de calmarme. Parece que el volcán de rabia que llevaba en mi interior se había calmado con el rumor de las olas, y llegué incluso a perder la noción del tiempo. Al rato, me sorprendí a mí misma imaginando que el agua que rozaba mis pies eran sus caricias, sus suaves y delicados besos de nuestras primeras citas. Rápidamente sacudí la cabeza intentando librarme de ese pensamiento. No, aquel no era el buen camino. No debería pensar en él nunca más. Continué largo rato con los ojos cerrados, tratando de alejar su imagen de mis pensamientos. Poco a poco parece que lo conseguí, y la relajación fue tal que casi logré quedarme dormida.
Llegué a la conclusión de que no merecía la pena siquiera pensar en él. Al fin y al cabo, yo antes de que le conociera también era feliz, cuando ni siquiera sabía de su existencia. ¿Por qué no serlo también ahora? Esbocé una sonrisa de satisfacción. Ahora sí iba por el camino correcto para superar aquello. Abrí los ojos y vi que ya era de noche. Volví al apartamento, no sin antes autoprometerme que al día siguiente saldría a la playa apartándole de mis pensamientos, con la misma sensación de paz y tranquilidad que había conseguido. Sabía que no sería fácil, pero era un primer paso.
Al fin y al cabo, yo sabía que no merecía la pena sufrir por amor, y también sabía que el vaivén del mar y la tibieza de sus aguas, unido al apoyo moral de las personas que me quieren me ayudarían a pasar ese mal trago. Aquella noche, me dormí con la firme convicción de que mi nueva vida sin él comenzaría al día siguiente. Y yo sabía que sería mucho mejor que la vida anterior, llena de traiciones y mentiras.
Tras unos meses, descubrí que aquella noche estaba en lo cierto.
3 comentarios:
hooolaa!! jeje pues si, escribes muy bien eh! sigue escribiendo... xk tienes el don de hacer vivir a uno en su mente lo que tus palabras dicen! besos
hola wpa acabo de leer el comentario que has dejado en mi espacio...jeje pues si que escribes bien ehh!!! haces de reflexionar y eso esta bastante bien ! Claro k si ,lo que necesites tu me lo pides sin ningun tipo de problema, que m has caido bien...jejej tu reflexion acerca de los tios m a gustado .. jeje esa es la aptitud k hay k tomar siempre k nos putean... lo tndre encuenta.. vnga guapa aver si nos vmos x ahi en la facultad....y para lo que necesites ya sabes dond estoy. pasalo bien xau un bes PAULA
Un lugar para relajarse y disfrutar"... bien nombre, mejor que el del rincón. Jeje, pues eso, sabes que me encanta como escribes, y ahora mismo me voy a leer el tema nuevo que has hecho :p.
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