lunes, 3 de diciembre de 2007

Always on my mind, always in my heart...:)


Hay personas que nos marcarán de por vida, personas que pase lo que pase sabemos que jamás olvidaremos, porque nos han dado más de lo que posiblemente ell@s mism@s se imaginan... Gente a la que realmente apreciamos, a los que estamos unidos de algún modo que ni siquiera entendemos...Una especie de conexión, un lazo que nos une profundamente y de una forma muy especial, que nos hace sentirnos identificados, sentir que hemos encontrado a alguien que nos entiende de verdad. Tantas cosas en común, tantos momentos compartidos, realmente difíciles de olvidar.
¿Cuántas veces hemos buscado a alguien en quien confiar al 100%, con quien compartir nuestros pensamientos sin temor a que nos juzguen, a no ser entendidos correctamente? Seguramente muchas. Nos pasamos la vida buscando personitas así, de esas que son únicas, con las que no tropiezas todos los días. Pero, ¿realmente cuántas veces hemos conseguido encontrarlas? Quien haya sido capaz de encontrar a alguien así puede considerarse un/a auténtic@ afortunad@, pues habrá conseguido un tesoro verdaderamente valioso que, si sabe conservar, durará de por vida, dejando una huella imborrable en lo más profundo de su alma.
Transparencia, confianza, comprensión... Pequeñas píldoras que nos ayudan a encontrar esos tesoros, pero que no garantizan nada, si no hay algo más, un interés mútuo que ayude a construir esa fortaleza que ayude a superarlo todo, a hacernos más fuertes en las adversidades y a disfrutar más de las cosas buenas.
¿El secreto? Encontrar a las personas adecuadas, afines a nosotros, y esto sí que no tiene explicación...¿Qué extraña fuerza nos hace contarle a nuestr@s verdader@s amig@s esos secretos que somos incapaces de confesarle al resto de la gente, por muy bien que nos caigan? ¿Por qué hay algo que nos empuja a actuar de manera especial con ell@s, sin temor ninguno a lo que nos puedan responder? Preguntas y más preguntas, todas ellas sin respuesta...
¿Por qué buscarle sentido a todo? A veces es más bonito si no tiene lógica. Al fin y al cabo, ¿qué más da? Lo que importa realmente es ese apoyo incondicional que sabemos que tenemos en ciertas personas,que nos da seguridad y nos anima constantemente.
GRACIAS POR TODO

domingo, 4 de noviembre de 2007

Felicidad eterna



Siempre pensó que la felicidad no existía, o, al menos, que resultaba imposible que fuera eterna. Era una utopía sencilla de imaginar, una vida que te llena, en la que no existen los problemas, en la que todo el mundo es fantástico, la perfección hecha realidad.
Sin embargo, con el paso del tiempo fue dándose cuenta de que la felicidad la había tenido siempre muy cerquita, e incluso tenía figura humana. Siempre vivió de espaldas a él, su presencia estaba ahí, pero en ningun momento se había planteado tenerle a su lado como algo más, como la persona con la que compartir el resto de sus días. ¿Cómo había sido tan tonta de no darse cuenta de lo que tenía enfrente de sus narices hasta ahora? Soñando con amores imposibles y platónicos, y de espaldas a la realidad. Aquel chico con el que había compartido tantos momentos, tantas cosas, tantas alegrías y tristezas, aquel chico que la amaba casi desde el principio de los tiempos, permanecía a su lado siempre sin que ella apenas le sintiese. Sigilosamente, se había ido colando en su corazón, y ella no se había dado cuenta hasta ahora.
Descolgó el teléfono con el corazón desbocado por la emoción, dispuesta a invitarle a un café. Ya era hora de empezar a ser felices. Una voz al otro lado respondió, tras haber visto el número de ella:
-Hola preciosa.
Ella casi sintió desfallecer de emoción y de amor.
-Hola. ¿Te parece que te invite a un café esta tarde? A las 7, donde siempre. Necesito verte más que nunca.
-Vale, perfecto, pero...¿Sucede algo?
-Luego hablamos. Un beso, mi amor.
¿Mi amor? ¿Había dicho mi amor? Casi asustada al oír su propia voz, al escucharse pronunciando esas palabras que nunca jamás había dicho a otra persona, colgó apresuradamente. Al otro lado del teléfono, un chico con una sonrisa imposible de borrar de su rostro permanecía boquiabierto intentando asimilar lo que acababa de oír.
Ella comenzó a vestirse con sus mejores galas, no quería que nada fallara, que nada estropease su momento de gloria. Al mismo tiempo, él hacía lo mismo, con los nervios a flor de piel. No podía creerlo, ¿sería real? Las palabras de ella parecían claras por teléfono.
A las 7 en punto llegaron los dos al punto de encuentro, el mismo sitio donde tantas veces habían quedado, donde tantas historias habían compartido, donde tantos besos habría deseado él poder robarle a ella. Al fin, la espera parece que daba sus frutos.
Ella estaba más radiante que nunca, con mucha diferencia, con aquel vestido que parecía sacado de una película, y lo mismo pensó ella de él. Al cruzarse sus miradas, ambos supieron que estaban hechos el uno para el otro. En realidad, lo supieron desde hacía tiempo, pero ella no había querido darse cuenta hasta ahora. Había llegado su momento,los planetas estaban alineados para que su felicidad fuera eterna. Dos corazones unidos desde el principio de los tiempos, que sellaban esa unión con el beso más bonito y apasionado que jamás habían dado.
Al fin, empezaba su felicidad, una felicidad que prometía ser eterna. Un amor duradero, que llegaría hasta el fin de los tiempos.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Sólo tú

Ahora más que nunca, cada cosa que hago, la hago pensando en tí. Me persigues sin cesar, como si no quisieras que yo hiciera una sola cosa sin tí. En cada paso que doy,en cada movimiento que hago, en cada sitio que voy apareces tú. Una y otra vez, sin cesar, como si de un círculo vicioso se tratase, te recreas en mi mente irremediablemente. Tú, tú, solo tú. Tú una y otra vez. Tu sonrisa, tus gestos, tus palabras repitiéndose en mi mente una y otra vez como si de un eco se tratase...
Es hora de marcharme. Me visto, cojo las llaves y me dispongo a salir a la calle, pero al pasar por delante del buzón veo un sobre que parece estar escrito a mano, con una rosa blanca al lado. Tú, sólo tú podrías ser capaz de enviarme algo así, no es necesario leer quién es el remitente, de hecho casi ni es necesario leer la carta, pues todo lo que en ella pone se corresponde con lo que yo siento, como si fueses capaz de leer mi mente y de entrar en mi corazón, de sentir lo que yo siento. ¿Cómo es posible conseguir eso? No tiene explicación, lo sé... Lo único que sé es que sólo tú lo consigues.
Con el sobre en una mano y la rosa en la otra, decido volver a casa para poder disfrutar de la carta, una carta tan bonita que sé que sólo tú podías haber escrito. Me siento en el sillón y abro el sobre, apretando la rosa contra mi pecho, como si esa fuera la manera de sentirte más cerca. Con la mano temblorosa, consigo abrir la carta, la más bonita que jamás he recibido. En cada trazo, en cada frase hay un poco de tí y un poco de mí, como si cada uno de esos trazos fuera un lazo capaz de unirnos eternamente. Podría pasarme horas y horas leyendo lo mismo, imaginándote en tu escritorio escribiendo tan preciosas palabras. De nuevo se me nubla la mente, el mundo que me rodea desaparece y vuelves a aparecer tú. Sólo tú. Algo me despierta de mi letargo, o más bien alguien, justo cuando estaba a punto de aprenderme toda la carta de memoria de tantas veces leerla. Alguien me roza el pelo por detrás, susurrándome al oído. Son las mismas palabras que las de la carta, pero esta vez más cercanas, pronunciadas por tí. Podría seguir yo misma recitándola, pero prefiero esas palabras de tu cálida voz.
Cierro los ojos siguiendo tus indicaciones, dejándome llevar igual que una hoja mecida por el viento y al instante siento el roce de tus labios con los míos, una fusión tan perfecta que sé que sólo tú podrías llevar a cabo. Estoy convencida de que nadie es capaz de amarme así. SÓLO TÚ.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Volando hacia la libertad...


Desde lo más alto de la colina puedo divisar toda la ciudad. Sus edificios, sus gentes, y un murmullo constante que parece no cesar nunca. Siempre hay algo en movimiento,tanto exteriormente como interiormente. ¿Qué sentirá toda esa gente ahí abajo? Debe ser una especie de cárcel sin rejas, un espacio demasiado pequeño para mí... Nunca podría soportarlo, yo no estoy hecha para esa forma de vida... Pero los humanos son distintos, ellos deben acostumbrarse a un mundo con cadenas, a depender de alguien, no solo en el trabajo, donde suele haber una jerarquía, si no también a nivel emocional. ¿Quién no ha sentido alguna vez esa dependencia afectiva hacia otra persona, ya sea padre, madre o alguien a quien de verdad amas? Puedo intentar entender los sentimientos humanos, pero no los comparto. Los animales somos diferentes, solo dependemos de la comida y poco más, pero no estamos atados a nadie. Nuestra libertad es mucho más amplia, aunque esto también nos priva de sentir ciertas cosas que los humanos llaman "bonitas". Ellos siempre hablando del amor, cuando yo nunca entendí lo que era exactamente... ¡No lo entienden ni ellos, como para entenderlo yo! ¿Un sentimiento? ¿Una ilusión? ¿Un capricho? Preguntas y más preguntas sin respuesta... Dudo que alguien las resuelva algún día. Dudo que algún ser humano no se haya preguntado esto a lo largo de su vida. Dudo que ellos puedan aguantar sin mi libertad, y dudo que los animales podamos resisitirnos a eso que la humanidad llama "amor". Quizá algún día esto se de la vuelta, quizá si ellos pudieran volar como nosotros y nosotros sentir como ellos, nos entenderíamos mucho mejor. Somos tan diferentes, pero a la vez tan iguales...
Por el momento, extenderé mis alas y sobrevolaré la ciudad haciaotros sitios... Quizá conocer mundo me ayude a descubrir un poco mejor a la humanidad. Aunque si no se entienden ni ellos, dudo que yo lo consiga...Hasta entonces, volaré hacia la libertad, mi gran aliada.

miércoles, 29 de agosto de 2007

Una inyección de optimismo

Mi entrada de hoy está pensada para aportar un poco de optimismo, y alegraros el día si puede ser. Aquí os dejo este vídeo que he encontrado en Youtube, a ver qué os parece. No creo que necesite mayor explicación.Un beso a todos.

viernes, 24 de agosto de 2007

Madrugadas sin tí


Ahora veo las cosas de otro color, de otra manera. Sin tí, todo ha cambiado. Mi mundo está más vacío, mis días son más largos, y mis madrugadas eternas. Echo de menos tu rostro, tu pelo, tus manos, tu cuerpo.Sentirte cerca, muy cerca. En lo más profundo de mi ser comprendo que sigues estando en mi corazón. Pero te echo de menos a tí, tu presencia.
Sin tus besos, sin tus caricias, sin tus dulces susurros al amanecer no soy la misma de antes. Soy alguien más triste, una persona que vaga sin rumbo, sólo esperando que todo esto no sea verdad, esperando algún día salir de la horrible pesadilla de tu ausencia.
Anhelo el día en que me despierte y te descubra acurrucado a mi lado, mirándome con esos ojos azules como el mar, moviendo tus labios al son de un "Te quiero". Pero en el fondo sé que ese día nunca llegará. No, no puedo hacerme ilusiones.No debo. Te fuiste, y te fuiste para siempre. No hay remedio. Sin embargo, me cuesta comprender que alguien tan lleno de vida se pudiera marchar. He de aprender que la razón no alcanza a entender ciertas cosas, simplemente tengo que asumir lo que viene. Pero no puedo. La tristeza me embarga cada vez pienso en la última vez que te ví. Tumbado en la cama del hospital, rodeado de cables, yo te suplicaba que no te fueras, que no me dejaras. Tu expresión me lo decía todo, no hacían falta palabras. Estabas luchando por seguir adelante, por estar junto a mí, junto a los tuyos. Te aferrabas a la vida con todas tus fuerzas, pero éstas no fueron suficientes. En el último momento, justo antes de que expiraras, me pareció que intentabas susurrarme algo. Creo que era un "Te quiero", aunque tal vez fuera fruto de mi imaginación. Estaba demasiado embargada por la tristeza y la desesperación para poder ver con claridad.
Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que sin tí no soy ni la mitad de lo que era antes. Pero en realidad tú no te has ido. Siempre vivirás en mi recuerdo, y sé que eso es un tesoro sagrado que nadie jamás me podrá quitar. Aunque sea dura la vida sin tí, siempre te estaré recordando, rindiéndote tributo como sólo tú te mereces. Nunca nadie podrá borrarte de mi memoria, y sé que desde donde estés, me ayudas a seguir hacia delante, caminando hacia el futuro. Un futuro incierto todavía, empañado por la tristeza, pero un futuro al fin y al cabo.
Gracias por todo.

jueves, 23 de agosto de 2007

Independencia y responsabilidad

Tumbada sobre la cama, en la casa en la que había pasado toda mi vida, me preguntaba si todo iría bien. Siempre había estado ilusionada ante la idea de independizarme y de la libertad que ello conlleva. Pero, ¿realmente me había planteado las responsabilidades que se me venían encima? Sí, pero a menos de 24 horas de marcharme de casa. Un poco tarde para lamentaciones, ¿no?
Me dí la vuelta e intenté conciliar el sueño. Sin embargo, esa noche parecía imposible. Por una parte me embargaba la ilusión (¡A cuanta gente le gustaría vivir con una amiga!), pero por otra temía no ser capaz de hacer frente a las tareas cotidianas, esas que estando con nuestros padres ni siquiera nos paramos a pensar que algún día tendremos que hacer nosotros mismos.Siendo realistas, yo no tenía ni idea de cada cuánto tiempo tenía que hacer la compra ni en qué cantidades, y menos aún de cocina, por no hablar de planchar o poner la lavadora.Había llegado el momento de apechugar y aprender sobre la marcha, y yo estaba dispuesta a ello, aunque no segura de que algún día me pudiera apañar con ese tipo de tareas que para muchos pasan desapercibidas.
Me había pasado semanas deseando que llegara el día en que me marchara de casa. El día "L", lo había llamado: L de libertad.Pensándolo fríamente, tampoco había mucha libertad. Al menos, no habría mucha más que viviendo en casa de mis padres. Sí, quizá podría no aparecer por casa en varios días, pero tendría que estar pendiente de otras cosas, y al fin y al cabo mis padres seguirían controlándome en cierto modo, porque ellos pagaban el alquiler del nuevo piso. ¿Realmente era acertado el nombre puesto a aquel día?
Decidí dejar de comerme la cabeza por cosas que aún no habían pasado. Empezaba a ver claro que ya habría tiempo para las preocupaciones. Y esperaba que también para las alegrías al darme cuenta de lo rápido que avanzaba en mis aprendizajes. Finalmente, aquella noche me dormí con una mano sobre la maleta que tenía al lado de la cama, convencida de que a partir de aquel día iba a madurar a base de bien, y a pasos agigantados. Aquella maleta era mi billete hacia una nueva forma de vida.Embarcaría sin la seguridad de llegar sana y salva a mi destino, pero seguramente el viaje mereciera la pena. Pronto lo comprobaría por mí misma.

Mi nueva vida


Salí a toda prisa del apartamento con esa sensación de furia y rabia que se suele experimentar ante las injusticias, y las lágrimas rodando por mis mejillas. ¿Por qué me hacía esto? ¿Por qué tenía que traicionar mis sentimientos de esa manera? ¿Y por qué yo había estado tan ciega? No le creí hasta que él mismo me lo confirmó. ¿Cómo podría haber sido tan estúpida? El amor me cegaba por completo, y ahora estaba pagando las consecuencias.
Al llegar a la calle me di cuenta de que había salido a toda velocidad, pero no tenía un rumbo fijo adonde ir. Lo cierto es que no me apetecía hablar con nadie ni ver a nadie. ¿Para qué, si al fin y al cabo todos me iban a decir lo mismo? Que si ya te lo decíamos, que si él no te merece, que si no vale la pena sufrir... Pero no es eso lo que yo quería oir... Al fin y al cabo eso ya lo sabía yo... Podía estar locamente enamorada, pero aún era capaz de razonar y de darme cuenta de que no es él el tipo de hombre que me gustaría tener al lado.
Sin saber muy bien qué hacer, bajé a la playa y me senté a la orilla del mar, con el mar rozando mis pies. Cerré los ojos un instante, y suspiré tratando de calmarme. Parece que el volcán de rabia que llevaba en mi interior se había calmado con el rumor de las olas, y llegué incluso a perder la noción del tiempo. Al rato, me sorprendí a mí misma imaginando que el agua que rozaba mis pies eran sus caricias, sus suaves y delicados besos de nuestras primeras citas. Rápidamente sacudí la cabeza intentando librarme de ese pensamiento. No, aquel no era el buen camino. No debería pensar en él nunca más. Continué largo rato con los ojos cerrados, tratando de alejar su imagen de mis pensamientos. Poco a poco parece que lo conseguí, y la relajación fue tal que casi logré quedarme dormida.
Llegué a la conclusión de que no merecía la pena siquiera pensar en él. Al fin y al cabo, yo antes de que le conociera también era feliz, cuando ni siquiera sabía de su existencia. ¿Por qué no serlo también ahora? Esbocé una sonrisa de satisfacción. Ahora sí iba por el camino correcto para superar aquello. Abrí los ojos y vi que ya era de noche. Volví al apartamento, no sin antes autoprometerme que al día siguiente saldría a la playa apartándole de mis pensamientos, con la misma sensación de paz y tranquilidad que había conseguido. Sabía que no sería fácil, pero era un primer paso.
Al fin y al cabo, yo sabía que no merecía la pena sufrir por amor, y también sabía que el vaivén del mar y la tibieza de sus aguas, unido al apoyo moral de las personas que me quieren me ayudarían a pasar ese mal trago. Aquella noche, me dormí con la firme convicción de que mi nueva vida sin él comenzaría al día siguiente. Y yo sabía que sería mucho mejor que la vida anterior, llena de traiciones y mentiras.
Tras unos meses, descubrí que aquella noche estaba en lo cierto.

¿Te has parado a pensar...?



¿Alguna vez te has parado a pensar en el tiempo que perdemos a lo largo de nuestras vidas, pensando en las cosas que hicimos mal o que no tienen remedio, haciendo planes que sabemos nunca se cumplirán, yendo de un sitio a otro poseídos por esa extraña enfermedad llamada estrés, haciendo colas en el cine o en el banco, pensando qué nick poner en el MSN o sobre qué tema escribir en nuestro blog para que lo lea más gente? ¿Alguna vez te has parado a pensar que el tiempo que perdemos en nuestra vida no se recuperará jamás, que cada vez que perdemos el tiempo es como si estuviéramos sacando dinero del banco imaginario del tiempo? ¿Alguna vez te has parado a pensar en cómo sería tu vida si no vivieras tan pendiente del reloj, si no tuvieras que llegar a una hora determinada al trabajo o a tu centro de estudios? ¿Alguna vez te has parado a pensar en esa persona que todas las mañanas te encuentras por la calle, y que últimamente parece que te saluda con una sonrisa al pasar por tu lado? ¿Alguna vez te has parado a pensar en tí, sin estar tan pendiente de lo que te rodea?
Seguramente leyendo esto descubrirás que probablemente no, ya que tú sólo te consideras una minúscula pieza de esta gran máquina que es el mundo, una mínima parte a la que no merezca la pena prestar atención. Pero debemos tener en cuenta que en esta gran máquina, cada minúscula pieza cuenta y es importante, ya que si falla, la calidad de la máquina baja un poquito más. Piensa en esto cada vez que creas que tú no importas nada, y a la larga verás como eres un poco más feliz. Y como la felicidad es una cadena, también harás un poco más felices a los que está a tu alrededor. Hazlo por tí. Hazlo por ellos. Piénsalo.